¿Cómo identificar las estrategias de manipulación?

Primera estrategia: el bombardeo de publicidad. Sea en televisión, dispositivos electrónicos, vallas, en colegios, eventos públicos o góndolas al nivel de los ojos de niñas y niños… la publicidad está por todas partes invitándolos a consumir sus productos nocivos.

¿Por qué nocivos? Porque aumentan el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, diabetes, tensión alta, obesidad y otras más. ¿Ha notado que, en televisión, de cada 10 comerciales de productos comestibles, ¡8 de ellos promocionan ultraprocesados!? Y los más afectados con esto son los hogares de menos recursos, pues son quienes más ven televisión y más expuestos están a la publicidad.

 

Segunda estrategia: apelar a las emociones. Personajes animados, coloridos y adorables, canciones pegajosas, influencers, celebridades y hasta deportistas… La publicidad vincula sus productos con la diversión, la felicidad y el éxito. Capta la atención de  niñas y niños, creando un vínculo emocional para toda la vida  que normaliza hábitos de consumo muy dañinos y genera lealtad de marca. De paso, logran desplazar los alimentos reales, porque… claro, para esta industria es más rentable que sus productos sean de consumo habitual.

Tercera estrategia: la desinformación. A través de afirmaciones como “el complemento para el desayuno”, “ideal para la lonchera”, “fuente de vitaminas”, “ingredientes naturales”, “alimento nutritivo”… La publicidad da a los productos características que no tienen, ocultan el lado oscuro de bebidas y comestibles ultraprocesados y nos confunde. No solo a las niñas, niños y adolescentes (que aún están desarrollando su criterio para cuestionar lo que ven) sino también a sus cuidadores.

Cuarta estrategia: la ciencia de datos. Cada clic, cada búsqueda, cada “me gusta”, con la ayuda de análisis y algoritmos computacionales, puede  identificar nuestras preferencias y hasta cómo nos sentimos. Esa información le permite a la industria hablarnos de forma personalizada, en el momento oportuno, en YouTube, en Instagram, en videojuegos… y así, influir en nuestras decisiones casi sin darnos cuenta.

Quinta estrategia: los incentivos. Concursos, premios, regalos coleccionables o promociones para conciertos, eventos escolares y deportivos. La máxima publicitaria es “atraer pequeños consumidores”, para instalar patrones de consumo nocivos que después serán muy difíciles de romper