A manera de complemento, la Observación general N° 15 del Comité de Derechos del Niño, estableció que:
– “Los Estados tienen la obligación de garantizar el acceso a alimentos inocuos, nutricionalmente adecuados y culturalmente apropiados, y luchar contra la malnutrición” (UNICEF, 2001)
– “Los niños necesitan información y educación sobre todos los aspectos de la salud para poder adoptar decisiones fundamentadas en relación con su estilo de vida y el acceso a los servicios sanitarios. La información y la preparación para la vida cotidiana debe abordar una amplia gama de asuntos relacionados con la salud, entre ellos los hábitos alimenticios saludables y la promoción de la actividad física, el deporte y el esparcimiento” (UNICEF, 2001).
– “Las empresas privadas deberán (…) limitar la publicidad de los alimentos energéticos con bajo contenido en micronutrientes y de las bebidas de alto contenido en cafeína y otras sustancias de posibles efectos nocivos para el niño” (UNICEF, 2001).
– “La mercadotecnia dirigida a los niños de productos como cigarrillos, alcohol, así como de alimentos y bebidas con alto contenido en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar, sal o aditivos puede tener un impacto a largo plazo sobre su salud” (UNICEF, 2001)
– “Es deseable la alimentación escolar para garantizar a todos los alumnos acceso a una comida completa al día, algo que, además, puede elevar la atención de los niños en aras del aprendizaje y aumentar la matrícula escolar. El comité recomienda combinar todo esto con educación en materia de nutrición y salud, lo cual incluye la creación de huertas escolares y la capacitación del personal docente para fomentar la nutrición infantil y los hábitos alimenticios saludables” (UNICEF, 2001).
La Declaración Universal sobre la Erradicación del Hambre y la Malnutrición, expedida en 1974, expresa que “los gobiernos deben trabajar en la lucha concertada contra la malnutrición crónica y las enfermedades por carencia que afectan a los grupos más vulnerables de la Sociedad. Para tal fin, deben formular políticas de alimentos y nutrición adecuadas, integrándolas a los planes de desarrollo socioeconómico y agrícola de carácter general (…)” (OHCHR, 1974).
De acuerdo a la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, actividad física y salud de 2004, existen unos pocos factores de riesgo que son los responsables en gran parte de la morbilidad y mortalidad en el mundo. Este es el caso de enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial, hipercolesterolemia, exceso de peso u obesidad, falta de actividad física y escasa ingesta de frutas y hortalizas. De estos factores, la mayoría están asociados a la mala alimentación y la falta de actividad física. Por esta razón, las recomendaciones van dirigidas a una sana alimentación y al desarrollo de actividad física con el fin de prevenir estos factores de riesgo (OMS, 2004).
En octubre del año 2014 también fue publicado el Plan de acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia, el cual además de visibilizar las cifras preocupantes del aumento de la obesidad en el mundo, estableció unos objetivos que deben ser cumplidos con el fin de disminuir estas tasas y prevenir el desarrollo de enfermedades de los niños y jóvenes. Entre los objetivos más importantes encontramos:
– Incluir en los servicios de atención de salud la promoción de la alimentación saludable según las guías alimentarias nacionales basadas en alimentos, así como otras actividades relacionadas con la prevención de la obesidad (OPS, 2014).
– Lograr que los programas nacionales de alimentación escolar, así como los sitios venta de alimentos y bebidas en las escuelas, cumplan con las normas o reglamentaciones que promueven el consumo de alimentos saludables y de agua y restrinjan la disponibilidad de bebidas azucaradas y productos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional (OPS, 2014).
– Ejecutar políticas para reducir el consumo infantil y adolescente de bebidas azucaradas y productos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional (OPS, 2014)
– Establecer reglamentos para proteger a la población infantil y adolescente frente al efecto de la promoción y la publicidad de las bebidas azucaradas, la comida rápida y los productos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional (OPS, 2014)
Internacionalmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) establecieron unas metas de ingesta de nutrientes con el fin de prevenir la obesidad y otras enfermedades crónicas no transmisibles. Estas metas fueron expuestas en un modelo que proporciona orientación sobre los nutrientes que deben ser consumidos por una persona y establece los niveles máximos de consumo. El perfil de nutrientes, que más adelante será retomado por la OPS, clasifica los productos procesados y ultraprocesados entre los que contienen una cantidad excesiva de uno o más nutrientes “críticos”, es decir, aquellos que normalmente contienen cantidades elevadas de sodio, azúcares libres, grasas saturadas, total de grasas y ácidos grasos trans añadidos por quien los fabrica. (OPS, 2016)
