¿Qué tienen los alimentos que los hace saludables?

Tal como hemos hablado hasta el momento, los alimentos no solo nos aportan energía y nutrientes, y nos ayudan a prevenir enfermedades, sino que juegan un papel muy importante en el proceso de crecimiento y desarrollo de niñas, niños y adolescentes. Cada uno de los alimentos que consumimos diariamente cumple una función y le aporta diversos nutrientes a nuestro cuerpo, estos se dividen en dos grandes grupos: macronutrientes y micronutrientes.

Macronutrientes

Carbohidratos: Su papel es proveer energía a cada una de las células de nuestro cuerpo. Su consumo favorece el buen funcionamiento del corazón, el cerebro, los músculos y la renovación de otros tejidos corporales. Existen tres tipos de carbohidratos: El azúcar, el almidón y la fibra  (FAO, 2013).

Proteínas: Dado su alto contenido de aminoácidos, permiten construir, reconstruir y fortalecer todos los tejidos del cuerpo, como los músculos. Su consumo también favorece el transporte de oxígeno y nutrientes a todas y cada una de las células del cuerpo. Provienen de dos fuentes: de origen animal y vegetal (FAO, 2013).

Grasas: Además de ser una buena fuente de energía,  las grasas cumplen diferentes funciones en el cuerpo. Ayudan a absorber de manera adecuada las vitaminas, a producir las hormonas y a construir tejidos. Son fundamentales para el buen desarrollo del cerebro. Su fuente principal deben ser alimentos que no tengan un aporte significativo de grasas saturadas ni grasas trans. Existen tres tipos: Insaturadas, saturadas y trans (FAO, 2013). (Ver definiciones en glosario).

Micronutrientes

Están contenidos en los macronutrientes y son los que determinan la calidad de los mismos. Los micronutrientes se dividen en vitaminas y minerales. Son esenciales para el desarrollo de las actividades diarias y su función principal es facilitar las reacciones químicas propias del cuerpo (FAO, 2015).

Una deficiencia de nutrientes tiene repercusiones directas en la salud física y mental de nuestros hijos. Por ejemplo, si comemos muy pocas proteínas podemos tener una pérdida exagerada de peso, sentir debilidad e incluso nuestros niveles de concentración pueden ser mucho menores. Cuando consumimos poca fibra, podemos tener problemas como el estreñimiento. (Moreno, 1991).

Una deficiencia de hierro puede causar enfermedades como la anemia o molestias como el extremo cansancio físico.  Cuando no consumimos suficiente vitamina A podemos tener problemas como visión borrosa o la ceguera e incluso nuestro cuerpo puede perder la capacidad de luchar contra las infecciones (Krause, 2017 y FAO, 2003).

Si una persona carece de vitamina C las paredes de sus vasos sanguíneos se vuelven muy delgadas, lo que ocasiona sangrados y hemorragias o una difícil cicatrización (Krause 2017 y FAO, 2002).

Estas deficiencias además de causar enfermedades físicas, están relacionadas directamente con algunos problemas de salud mental. Entre otros problemas, una deficiencia en vitaminas y minerales puede causar depresión, estrés, poca concentración, pérdida de la memoria, irritabilidad y ansiedad (Mental Health Foundation, 2017).

Para prevenir este tipo de enfermedades en niñas, niños y adolescentes es fundamental que les brindemos un menú balanceado y rico en nutrientes que les permita fortalecer su organismo, crecer sanos y fuertes y libres de todo tipo de enfermedades. Es importante que los nutrientes sean adquiridos por medio de los alimentos que les damos a nuestros hijos y no por medio de suplementos nutricionales, a excepción de aquellos que sean recomendados por un profesional de la salud.